Dicen que cada vez que una mujer cambia su cabello, está anunciando un nuevo capítulo en su vida. Y no es casualidad: el look no es solo estética, es una declaración silenciosa de lo que sentimos y de lo que estamos atravesando.
Muchas veces, detrás de un corte de cabello o un cambio de color, hay un proceso emocional profundo. Puede ser el cierre de una etapa, la necesidad de soltar, el deseo de sentirnos más fuertes, o simplemente la decisión de vernos con nuevos ojos. El cabello se convierte en el reflejo visible de lo que por dentro se está transformando.
No se trata solo de moda o vanidad, sino de un lenguaje emocional: cuando queremos empezar de cero, buscamos un gesto que lo represente. Y ¿qué mejor que cambiar algo tan visible y tan personal como nuestro look? Es como decirnos a nosotras mismas: “ya no soy la de antes, ahora empiezo de nuevo”.
El cabello crece, se renueva, se transforma… y de alguna manera, nos recuerda que nosotras también podemos hacerlo. Cada mechón cortado, cada color nuevo, cada estilo diferente es una metáfora de nuestra capacidad de reinventarnos.
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